El señor caca

Hace casi casi 4 años, en verano y en un paseo en barquita por la costa croata, me dio la idea feliz al observar a las hermanas de mi amigovio. Las veía y reconocía en su complexión a las mujeres de mi familia de parte de padre. Como yo he heredado más esa genética de metabolismo me dije, y yo ¿por qué aún teniendo su complexión, parezco hinchada siempre como los pacientes que toman antidepresivos** y se empiezan a hinchar de esa forma tan característica? ¿A ver si esto en realidad no va a ser de ser gorda, sino de estar inflamada? (en el sobrepeso eso es redundante).

 

**(no todos lo hacen, pero es una observación que he hecho, que hay gente que toma medicamentos, en especial antidepresivos, que se hinchan. No es gordura, es enfermedad, no sé cómo describirlo).

 

Y pensé que yo, aún sin tomar nada, tenía la misma cara, sobre todo tras haber soportado una situación enorme de estrés y que, a menor escala, he sufrido siempre de forma muy cíclica en la vida.

 

A partir de ahí, empecé a dudar que mi gordura fuera debido a mi flojera o a mi zampabollismo. El caso como mujer es flagelarse.

 

Pero cuando la duda y el sentido crítico se entromete algo fantástico ocurre. Lo que tu cerebro daba por sentado, ha sido puesto en duda y ahora se pone a trabajar para buscar respuestas alternativas. Y ahí la magia ocurre.

 

Mi pensamiento-duda me llevó a un libro olvidado en la casa de verano del pueblo, que es oro puro y donde me dió una fuente infinita de la que tirar. Ahí aprendí del estrés, el cortisol y todo lo que se deriva.

 

Al poco de tener esta informacion y viendo uno programa de entrevistas de TV3, descubrí a un señor que así sin prepararte ni nada, te preguntaba cómo cagabas. Ah, los catalanes y su amor a la kk. Conocí a Xevi Verdaguer y me hice re-fan.

 

"Retrats" estrena la
El señor kk

 

Cuando empecé a fijarme, flipé en colores. Mare mía, si estoy hecha unos ciscos. Sólo con observarlas podía ver que yo no absorbía lípidos, y por tanto ninguna vitamina liposoluble. Coincidencias de la vida, mi vitamina D estaba raquítica, al nivel que me dolía una limpieza bucal, por su conexión con la salud ósea.

 

Pues hoy, bicheando por ahí, sale su nombre, me leo una entrevista y ratifica lo que llevo pensando desde que hice mi experimento AIP y que me ha ganado la enemistad eterna de los AIPsectarios por dudar de su efectividad y rehusar soportar una culpa de no hacerlo bien. Con lo de la gordura durante años ya aprendí mi lección. Cuestiona.

 

Es un tema muy largo, pero muy guay, porque al final te das cuenta de que no hace falta radicalizar tu vida ni es necesario llegar a ciertos extremos, como las personas que desean seguir una dieta vegetariana o las que solo comen proteína para adelgazar.  Xevi Verdaguer

 

Y bueno, qué puedo decir. Sigo en mis trece: el secreto está en la microbiota, baby. Tiendo a entender las cosas de forma intuitiva, y desde que lo entiendo y puedo explicarlo con datos que lo apoyan, pueden pasar meses, sino años. Es un poco frustrante, sobre todo porque sin pruebas, es simplemente hablar por hablar. Y en dichos casos, me gusta ser prudente, porque sino tienes datos, por mucho que estés convencido de algo, puede que al final, con datos, tu intuición no sea certera. Pero mi intuición me decía que por ahí no, que una restricción jamás va a ser la solución. Al menos no en la inmensa mayoría de las casos. Que es la solución fácil, pero no la que explica. A seguir rascando.

 

En esta entrevista me gusta especialmente como dice de forma muy rápida y fácil de entender cuál es el problema de las intolerancias a ciertos alimentos y que el problema no es tanto los alimentos, sino los bichos que se hacen cargo de ellos.

 

Y es que, yo lo tengo claro, en el microbioma está la respuesta. Al ser capaces de regular el sistema inmune, y poder cambiar el entorno con mucha rapidez, son las que tienen más papeletas para explicar mejor el aumento escandaloso de enfermedades “occidentales” (diabetes, cardiovasculares, autoinmunes, depresiones, etc).

 

Nuestra genética no lo explica porque al tener un ciclo de vida mucho más largo que las bacterias y al tener reproducción sexual, el tiempo para ver cambios significativos es de muuuuuuuuuuuuchos años-milenios-ya si eso.

 

En cambio, aplica una presión selectiva en bichos que se duplican en horas, y los cambios aumentan de forma exponencial. Al igual que muchas de estas enfermedades.

Además, el único factor común de todas las sociedades que presentan estas problemáticas es el consumo de comida occidental. Dan igual los macros, ocurre en todas las culturas, con toda clase de cultura gastronómica. Pero ¡ay!, si la sociedad prospera, cagada.

Aunque esta parte esconde muchas trampas, lo reconozco. Porque, prospera ¿en qué aspecto? Tema que daría para muchas entradas.

 

 

Y bueno, en realidad hoy sólo os traigo esto. La entrevista enlazada más arriba, y un enlace del nuevo libro de Xevi Verdaguer: Transforma tu salud (libro que me pido y que va a la inmensa cola de mi wish list).

 

 

 

P.D. En mi caso, si bien hace un tiempo me sentaba mal el pan y otras cosas. Ahora esto se fue. ¿y cómo lo sé? Pues porque no tengo los síntomas que tenía antes, que llegaron a ser muy evidentes en el momento que me paré a analizarlos. Además, me he convertido en la reina de la regularidad y de las cacas perfectas. Y eso, luego se nota en las analíticas. Pero me sé en esa zona intermedia en que no he logrado una homeostasis robusta a prueba de bollicaos llenos de aditivos. Así que modero.

Aunque, no todo es maravilloso. Mi gran pero ahora y mi caballo real de batalla es que me muevo menos que los pelos de Espinete y eso es MAL.

 

Tengo pruebas más que suficientes para saber que el deporte es esa pastilla mágica que busca todo el mundo para sentirse bien y que hace que tu cuerpo funcione como debe. Quitarle a tu cuerpo algo que ha utilizado como mecanismo de superviviencia es como quitarle el sol a una planta. Podrá tirar un tiempo, pero, mmmm, no apostaría por su supervivencia.   Y no me refiero a correr o moverse para buscar alimento, sino como señal intrínseca para activar genes y regularnos a varios niveles.

Pero, ahora mismo, al haberle dado tiempo a mi cuerpo los últimos años para que se recuperara del estrés berlinero y post-tesitero, bajé mucho mi ritmo deportivo y puesto que nunca he ganado mucha masa muscular, en cuanto dejo de hacer deporte al nivel que lo hacía, paso de una zona estrecha de estabilidad a la cuesta del mal en un periquete. ¡Por fin lo entendí! Ahora mismo, con un cerebro de gorda que lo único que quiere es sofá y que la sola idea de gimnasio le produce dolor físico, salir de esta zona y meterme en una zona de seguridad va a requerir esfuerzo. Sé por experiencia que es una fase, pero qué puta jodida la fase, sobre todo cuando el tiempo diario es súper escaso.

 

Lo tengo claro, el músculo es nuestro seguro de salud. Y yo, si bien siempre he sido relativamente activa, jamás he contratado un seguro a largo plazo. Pero tengo una edad y empiezo a pensar en cosas que jamás hubiera imaginado con 20 años.

 

El ejercicio de fuerza me aberra. Pero, quién dijo que esto iba a ser coser y cantar. 🙂